Spensy Pimentel
Reportero - Agencia Brasil
Porto Alegre – Las mujeres son las responsables de la producción de más del 50% de los alimentos del mundo, según datos del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM). En regiones como el Caribe y África, ese índice llega al 80%. En Brasil, según estudios del UNIFEM en asociación con el Instituto de Investigaciones Económicas Aplicadas (IPEA), el 34% de la renta familiar en el campo descienden del trabajo de las mujeres, y el 15,9% de las mujeres que trabajan, lo hacen en actividades rurales.
A pesar de su fuerza económica, las mujeres del campo continúan marginadas e "invisibles". "La pobreza en Latinoamérica tiene la cara de la mujer rural", dice Ana Falu, directora del UNIFEM. Además de enfrentar problemas culturales y sociales, como la violencia doméstica o la falta de documentos civiles, en muchos países hasta las políticas públicas contribuyen para la perpetuación de la desigualdad de sexo.
Cerca de 140 mujeres activistas de 12 países se reunieron el sábado (4) y domingo (5), en Porto Alegre, región sur de Brasil, para discutir estrategias que cambien esa realidad y definir reivindicaciones y sugerencias que se presentarán en la 2ª Conferencia Internacional sobre Reforma Agraria y Desarrollo Rural. El evento, organizado por las Naciones Unidas en asociación con el gobierno brasileño, empezó este lunes (6), en Porto Alegre, y va hasta el viernes (10).
La apertura del seminario internacional "Políticas para las Mujeres en la Reforma Agraria y en el Desarrollo Rural", el sábado, contó con la presencia de los ministros de Desarrollo Agrario, Miguel Rossetto, y de la Secretaría Especial de Políticas para las Mujeres, Nilcéa Freire.
Durante el evento, mujeres que representan movimientos sociales en Latinoamérica, África y Asia relataron sus experiencias.
Cuando comparadas con las de otros países de Latinoamérica y África, las políticas públicas brasileñas para la igualdad de sexo en el campo son consideradas avanzadas. Ana Falu subrayó, por ejemplo, el reconocimiento de la jubilación rural de las mujeres agricultoras, fruto de la Constitución de 1988.
El director ejecutivo del Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA), Roberto Kiel, listó algunos avances, como por ejemplo la documentación de las mujeres del campo. "Conseguimos traer a la vida a 150 mil fantasmas que no tenían derecho a la jubilación", afirmó.
Otra conquista, según Kiel, fue respecto a la igualdad de derechos entre hombres y mujeres cuanto a la titularidad del lote de la reforma agraria, lo que influye, por ejemplo, en el derecho a la sucesión. Hasta el gobierno anterior, según el INCRA, el título del lote figuraba siempre en el nombre del esposo.
Traducción: Andréa Alves