Agencia Brasil
Rio de Janeiro – Brasil podrá producir una vacuna contra el dengue en cinco o diez años. Esa es la expectativa de la Fundación Oswaldo Cruz (FioCruz) para las investigaciones que empezaron hace ocho años. Dos estudios están más avanzados: uno intenta encontrar una vacuna a través de manipulaciones del ADN (sigla de ácido desoxirribonucléico, DNA) del virus del dengue y otro, a través de combinaciones hechas con el virus de la fiebre amarilla, que es semejante al del dengue.
De acuerdo con el presidente de la Fiocruz, Paulo Buss, el país gasta anualmente cerca de US$4,5 millones (R$10 millones) con investigaciones para encontrar una vacuna contra el dengue. Él dijo que es un trabajo difícil, ya que existen cuatro serotipos diferentes de la enfermedad y que la vacuna debe ser eficaz para todos.
Según Buss, aunque el dengue ataque a cerca de 50 millones de personas anualmente en países tropicales, es una enfermedad que no recibe la atención debida. "Muchas personas con la enfermedad viven en países pobres de África, sudoeste asiático y América. Entonces no es interesante para los laboratorios internacionales que se inviertan recursos para una población que no podría comprar sus productos", explicó.
En la década de los 90, la expansión del dengue a más países, lo que representa también una amenaza para personas que viajan, y la creación de fondos internacionales para el desarrollo de vacunas destinadas a países pobres tendrían aumentado un poco el interés de las industrias farmacéuticas por la enfermedad. Según Buss, actualmente, laboratorios estadounidenses y franceses, además de cubanos, también buscan una vacuna para el dengue.
Paulo Buss dijo también que el país pretende producir la vacuna tanto para el mercado interno cómo para la exportación. "Brasil descubrió la vacuna contra la fiebre amarilla y hoy exporta 50 millones de dosis de la vacuna al año, principalmente a África. Como laboratorio público, tenemos interés de que se investiguen esas enfermedades que afectan tanto Brasil, cómo los países pobres".
Traducción: Andréa Alves