Tránsito pesado amenaza patrimonio histórico

08/06/2004 - 18h40

Brasília - Agência Brasil - ¿Qué tienen en común las ciudades de Ouro Preto, Diamantina, en el estado de Minas Gerais, Goiás, en el estado homónimo, Salvador, en Bahía, Olinda, en Pernambuco, São Luis, en Maranhão, Brasilia, en el Distrito Federal, y São Miguel de las Misiones, en Rio Grande do Sul?

Son ciudades brasileñas reconocidas como Patrimonio Histórico Mundial por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura (Unesco), pero muchas veces los propios habitantes ignoran que tienen que preservar la historia de esas ciudades, repletas de monumentos como fuentes, plazas, iglesias y casas.

Este mes, el Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional (Iphan) presenta un Plan Director de Gestión Compartida, para promover acciones conjuntas en los diversos niveles de la administración pública. La intención es la de dividir la fiscalización y las obligaciones de preservación con las ciudades que son patrimonio de la humanidad.

En estudio de 2002, durante el seminario internacional Rehabilitación Urbana de Sitios Históricos, el director de Patrimonio Material y Fiscalización del Iphan, Marcelo Brito, ya había tornado públicas las preocupaciones con la preservación de áreas urbanas de valor histórico-cultural. Como resultado del seminario, él publicó el documento Presupuestos de la rehabilitación urbana de lugares históricos en el contexto brasileño, en el que nota el inicio de una preocupación mayor por parte de los agentes gubernamentales, en las experiencias urbanísticas, con la preservación de esos lugares.

Urgencia

Brito sugería también nuevos modelos y estrategias de gestión para enfrentar el problema de la preservación sostenible del patrimonio cultural urbano. En Brasil a pesar de las tentativas hechas a lo largo de las últimas tres décadas, de la búsqueda de formas más adecuadas para la preservación de ese patrimonio, se reconoce cada vez más la urgencia respecto a la articulación de la política cultural con las demás políticas sectoriales que recaen sobre las ciudades, como las de desarrollo urbano, de medio ambiente, de educación, de turismo, entre otras, dice el texto.

Muchos cambios han ocurrido desde entonces, además de la articulación del poder público, Brito destaca la necesidad de reglamentar el tránsito de automóviles en esos lugares como fundamental para asegurar la preservación del patrimonio histórico. Él explica que la mayoría de los edificios se construyó en una época en la que no existían vehículos pesados y que la trepidación es extremadamente perjudicial porque causa contracciones en las estructuras, explicando que ese es el punto crítico: la dimensión del tráfico pesado, y que, por otro lado, la naturaleza de las construcciones, que pueden ser más sólidas o más frágiles, lo que hay que tomar en cuenta en cada situación.

El director del Iphan recuerda lo ocurrido en Ouro Preto, donde dos veces la misma fontana fue atropellada por un camión, en el centro histórico de la ciudad. Según él, la situación de Ouro Preto se está analizando y debe servir de ejemplo para otras ciudades inscritas por el Patrimonio histórico Nacional. Una de ellas es Olinda, donde la propia población tomó la iniciativa de prohibir la circulación de vehículos pesados. En la parte alta de la ciudad, la movilización de los vecinos por la causa logró impedir la circulación de vehículos, comenta Brito.

Autor del proyecto que reglamenta la circulación de vehículos en áreas urbanas catastradas por el Iphan, el diputado Luiz Gonzaga Patriota recuerda que la restricción a la circulación de vehículos en esas áreas ya esta reglamentada por leyes municipales y provinciales, pero expresa que habría que federalizar la legislación para evitar decisiones judiciales adversas y abusos.

Aprobado hasta ahora sólo en la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, el proyecto prevé la circulación de vehículos que se clasificarían en cuatro categorías: sin restricción, permitiendo el acceso de cualquier vehículo automotriz a las áreas urbanas; mínima restricción, con permiso para vehículos oficiales de la Policía y el Cuerpo de Bomberos, por ejemplo, además de vehículos pequeños; media restricción, peviendo la entrada de vehiculos oficiales, de pequeño porte de alquiler o pertenecientes a los vecinos de los inmuebles ubicados en el área; y máxima restricción, que permite sólo la circulación de vehículos de la policía y de los bomberos.

Reportera: Marina Domingos
Traductor: Jaime Valderrama