Solventes son la segunda droga más usada en Brasil

07/05/2004 - 11h48

Brasília, 7/5/2004 - Agência Brasil - Inhalo solvente, fumo marihuana y lo que haya, dice un chico de 13 años, retrato de los niños de la calle en Brasil. El adolescente empezó a usar drogas a los ocho años y el primer cigarrillo se lo dio su padre.

La sicóloga María de Fátima Sudbrack Olivier, coordinadora del Programa de Estudios y Atención a la Dependencia Química dice que el uso de drogas entre menores que viven en la calle es una cuestión social.

Los solventes ocupan el segundo lugar entre las drogas ilícitas más usadas en Brasil, de acuerdo con estudio del Centro Brasileño de Informaciones sobre Drogas Sicotrópicas, la primera es la marihuana. El 5,8% la población de 12 a 65 años alguna vez la consumíó, porcentaje superior al de España (4%), Bélgica (3%), y Colombia (1,4%).

El coordinador de Salud Mental del ministerio de Salud, Pedro Gabriel Delgado, dice que es importante contar con una política de inclusión social porque la situación es grave, explica que la sensación de euforia que proporciona la inhalación del solvente está seguida de depresión, cuenta que el uso de solventes es dos veces mayor entre chicos que chicas de la calle, y añade que quien inhala solventes también hace uso de bebidas alcohólicas, y que en muchos casos el consumo de estas bebidas empieza a los once años.

Productos comercializados normalmente como barnices, gasolina, colas y esmaltes, contienen solventes y como tentativa de cohibir el uso de esta sustancia como droga, principalmente entre menores de calle, la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria propone que se cambie la composición química de esos productos, para que no contengan sustancias neurotóxicas, además de que sugiere que use un componente que cause mal olor, sin efecto tóxico, para impedir su inhalación.

Para Olivier, la iniciativa de la Anvisa no resuelve la cuestión, explicando que el problema con los solventes es que carecen de control, y explica que la venta de esos productos está prohibida a menores de edad, lo mismo que el tabaco y las bebidas alcohólicas, pero la ley no se cumple.

Traductor: Jaime Valderrama