En Brasil el 25% de los partos son por cesárea

07/05/2004 - 10h15

Brasília, 7/5/2004 - Agência Brasil - De los 2,2 millones de partos que hizo el Sistema Único de Salud en 2003, el 25% fueron cesáreas, y a pesar de que existe una tendencia de disminución de esas operaciones, la cantidad aún es superior a la recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que afirma que no hay justificativa para que la tasa sea superior al 15%.

La orientación de la OMS es una tentativa de disminuir el número de muertes maternas, que en Brasil es de 74,5 mujeres para cada 100 mil nacimientos, riesgo siete veces mayor en los partos por cesárea, según estudios del Centro Latinoamericano de Perinatología y Desarrollo Humano.

Otro problema es el costo de las cesáreas, oneroso para el servicio de asistencia a la mujer. En Brasil la operación cuesta US$ 127,1 (R$ 387,30), y el parto normal, US$ 86,5 (R$ 263,49).

La Encuesta Nacional sobre Demografía y Salud, del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística hecha en 1996 informa que en ese año el 36% de los partos fueron por cesárea y el 83% no presentaba problemas, lo que indica que muchas de esas operaciones eran innecesarias.

Los análisis y los estudios de Fecundidad, Salud Reproductiva y Pobreza en Latinoamérica - el Caso Brasileño, citados por la investigadora Elza Berquó corroboran la tesis de que la cesárea aumenta el número de muertes por infección posparto y riesgos de la anestesia, aunque hay situaciones en las que la cesárea es la única opción de parto, como en los casos de cardiopatías, insuficiencia renal, o cuando el feto está en sufrimiento.

La ventaja de la cesárea consiste en poder retirar el feto en el momendo adecuado, con más rapidez cuando existen dificultades para que el nacimiento sea por la vía normal. Antes, morían mujeres y niños porque no era posible interrumpir el embarazo en el momento necesario, explica la jefe de obstetricia del Hospital Universitario de Brasilia, Elenice Ferraz, favorable al parto normal, pero contra la idea de no hospitalización, porque durante el parto y sobreparto pueden ocurrir complicaciones como hemorragia uterina, lo que puede ser fatal si se está en un lugar que no tenga banco de sangre ni centro quirúrgico, con un médico que sane una ruptura uterina, además de las complicaciones que puede padecer el recién nacido. Ella no admite la idea de cesárea sólo porque la mujer no quiere sentir dolor o porque el médico no quiere perder tiempo con el trabajo de parto, y afirma que la cesárea debe ser indicada con responsabilidad.

Muerte materna y neonatal

Calificar y humanizar el parto es una de las acciones propuestas por el Ministerio de Salud para disminuir el índice de muerte materna y neonatal en Brasil. Datos recientes muestran que de cada 100 mil nacidos vivos muere el 74,5% de las madres y de cada mil nacidos vivos muere el 18,3% antes de cumplir un año, y para alterar ese cuadro el Ministerio de Salud lanzó en marzo un pacto nacional para reducir en el 15% los índices de mortalidad materna y neonatal hasta 2006 y en el 75% hasta 2015.

Disminuir el número de cesáreas también puede ser una alternativa. De acuerdo con la OMS las menores tasas de mortalidad tras el nacimiento corresponden a países con menos del 10% de cesáreas. En Brasil, donde el promedio de nacimientos es de 2,5 millones por año, y cerca del 89% en hospitales públicos, la mayoría de las muertes maternas ocurre por hipertensión durante el embarazo, hemorragias, infecciones y abortos.

Casas de Parto

La disminución de la mortalidad materna y neonatal tiene otro aliado en Brasil. Una experiencia reciente está modificando la atención a las mujeres durante el parto: las Casad de Parto, reglamentadas por el Ministerio de Salud en agosto de 1999.

Un año después, en el Distrito Federal, el gobierno local inauguró la Casa de Parto de San Sebastião, una de las ciudades más pobres del entorno de Brasilia, que hace 70 partos por mes.

El lugar no tiene ambiente de hospital, las paredes de las habitaciones son de diversos colores y decoradas, cuentan con aire acondicionado y una bola para masaje pélvico, que ayuda a encajar al bebé, música y espacio para un acompañante. En la sala de parto, una cama especial permite que la mujer elija la mejor posición para dar a luz.

El obstetra Claudio Albuquerque, jefe de Ginecología, cuenta que la idea de las casas de parto surgió para desahogar los grandes centros de salud y humanizar el parto, pero que ellas sólo hacen partos normales o de bajo riesgo, por lo que el Ministerio de Salud determinó que esas casas deben estar como máximo a una hora de distancia de un hospital, para donde se envían los partos de alto riesgo.

Además del ambiente, otra gran diferencia entre las casas de parto y las maternidades tradicionales es la atención a la gestante, que es especial, son examinadas cada media hora hasta el parto y cuando nace el niño va directo al pecho de la madre, y se pretende contar con el auxilio de las acompañantes de parto, voluntarias de la propia comunidad.

Traductor: Jaime Valderrama