Brasília,29/3/04 - Agencia Brasil - Brasil continúa buscando nuevos combustibles alternativos que sustituyan los derivados de petróleo, y el gobierno y la iniciativa privada pasaron a invertir en estudios y proyectos de biogasóleo con base en biomasa, sobre todo de soja, que actualmente es el único aceite de que atiende la demanda industrial con millones de hectáreas plantadas en el sur y centrooeste del país.
El aceite de soja tiene un costo de producción más competitivo, pero tropieza en un componente social poco atractivo para un programa nacional: el alto índice de mecanización de los cultivos limita la apertura de puestos de trabajo. Por ello, en algunas regiones del país, principalmente en el semiárido nordestal, el ricino viene ampliando espacio y abriendo nuevas perspectivas de renta para miles de trabajadores rurales, con la ventaja de permitir la plantación consorciada con otras plantaciones como frijol, arroz y maíz.
El proyecto de producción de ricino para la fabricación de biogasóleo inaugurado la semana pasada en Piauí es una nueva alternativa para la producción de combustible verde a partir de la agricultura familiar y que puede servir de modelo para el fortalecimiento del biogasoil en Brasil. Liderado por la Brasil Eco Diesel, propietaria de varias plantas termoeléctricas en el Nordeste, el proyecto puede considerarse como el embrión de la Sociedad Público Privada tan deseada por el gobierno federal.
El proyecto prevé la plantación de 200 mil hectáreas de ricino por 11 mil familias de agricultores. El primer núcleo, instalado en el municipio de Canto do Burití, a 500 kms. de Teresina, cuenta con 18 mil hectáreas y abrigará a 560 familias. La empresa entró con el dinero, US$ 5 millones (cerca de R$ 15 millones) invertidos en infraestructura, semillas, maquinaria y soporte técnico; el gobierno provincial cedió el terreno y el gobierno federal desarrollará acciones de incentivo al uso y comercialización del biocombustible.
Inspirado en el modelo israelí de cooperativismo agrícola, el nucleo cuenta con 16 células de producción, cada una con 35 casas. Cada familia es responsable por 18 hectáreas, de las que 15 se destinan exclusivamente al cultivo de ricino y el resto a actividades de subsistencia. El asentamiento cuenta con restaurante, escuela, centro comunitario, puesto médico, centro de informática, mercado y tiendas comerciales.
Hasta la primera cosecha, prevista para junio, cada familia recibe un salario mínimo y una cesta de la compra. La producción prevista es de tres mil toneladas de ricino y 1.200 toneladas de frijol. La expectativa es la de que la venta de la producción rinda cerca de R$ 700 por familia. La Brasil Eco Diesel va a comprar toda la producción de ricino y el Ministerio de Desarrollo Social y Combate al Hambre asegura la compra del excedente de frijol producido por las familias asentadas.
Proyectos de utilización del ricino como materia prima para la producción de biogasóleo no son novedad en el país. En el sur de Minas Gerais la plantación consorciada de ricino con café se inició en 2001 y viene atrayendo a nuevos trabajadores cada año. El núcleo montado en Piauí es la primera experiencia de plantación en escala industrial para la producción de Biogasóleo, y si todo sale bien la iniciativa va a incentivar el cultivo de ricino en todo el semiárido nordestal.
El éxito del proyecto puede abrir caminos para el desarrollo socioeconómico de la región, generando renta, trabajo y ciudadanía. Responsable por la retomada del Programa Nacional de Biogasóleo, practicamente abandonado por el gobierno anterior, la ministra de Minas y Energía, Dilma Rousseff, está optimista con esta acción.
Traductor: Jaime Valderrama