Sabana de Delmiro combate miseria con tecnología

03/08/2003 - 9h59

Brasília, 4/8/2003 (Agencia Brasil - ABr) - Él exportaba pieles de chivo para la moda en Nueva York, un siglo antes de que se oyera hablar por aquí de un mundo conocido como "fashion". En 1913, se inauguró la primera planta eléctrica del país. Los primeros coches impresionaban a todos, la fábrica, la tierra irrigada, el cine y el conocimiento del hielo. Todo obra de Delmiro Gouveia (1863-1917), nacido en Ceará, que idealizó una región donde la agricultura combinada con la tecnología de punta haría hasta que lloviese.

Los pasos de Delmiro, niño raquítico del bosque que se transformó en un gran empresario en Recife, se encuentran por todos los lados y ayuda a que se combata la miseria de la nación semiárida por todos los lados del Nordeste. Como en Petrolina (Pernambuco) y Juazeiro (Bahía), donde modernas técnicas de irrigación hacen de aquella orilla del río San Francisco uno de los mayores polos exportadores de frutas del país.

La ciudad de Alagoas, bautizada con su nombre tiene 19.462 habitantes. La Compañía Agro Fabril Mercantil (fundada en 1914), fue la primera en América del Sur a fabricar hilos de coser para mallas y emplea hoy cerca de 620 personas.

La misma fábrica ya empleó anteriormente a 1.000 personas, durante los primeros años de funcionamiento. Los operarios trabajaban 8 horas por día, tenían derecho a guardería, vivienda, escuela y atención médica gratis.

El poeta Raimundo Pelado describe así los hechos del emprendedor: "Cuando Delmiro llegó,/en aquel triste lugar,/todo era desierto,/nadie vivía allí,/no había ni casa, ni gente,/tampoco carreteras".

Y Virgilio Gonçalves de Freitas continúa diciendo: "Fue el gran Delmiro Gouveia/ que evangelizó la sabana/ que mataba el hambre ajena/ abriendo las puertas hacia la redención". (AKR)