Brasília, 17/7/03 (Agência Brasil - ABr) - Tras entrevistarse con jefes de Estado y de Gobierno de Portugal, Reino Unido y España y con compañeros de la izquierda europea y sindicalistas, el presidente Luiz Inacio Lula da Silva terminó ayer otra etapa de su propósito de inserir a Brasil en el escenario político internacional, por medio de discursos, ruedas de prensa, y audiencias.
En un viaje de una semana por Europa Lula llevó a ministros, gobernadores y empresarios, con el fin de estrechar relaciones con europa y solidificar el liderazgo del país como interlocutor de un bloque fuerte sudamericano, explicó el jefe del Departamento de Europa del Ministerio de Relaciones Exteriores, Marcelo Jardim.
Es el octavo viaje al exterior de Lula desde que asumió la presidencia y ello torna evidente la estrategia de la política externa del gobierno según el director del Instituto Brasileño de Relaciones Exteriores, Flavio Sombra Saraiva, quien añade que la atención que Brasil ha dado a cuestiones ultrafronteras y que tiene que ver con tres dimensiones:
EQUILIBRIO DIPLOMÁTICO
Según Saraiva, la primera es la recuperación de un factor histórico que equilibra los intereses diplomáticos del país, observando que no por coincidencia el primer viaje de Lula, tras el encuentro con el presidente norteamericano George W, Bush, fue a Europa a Buscar el equilibrio, añadiendo que en los últimos años la influencia de Estados Unidos en Brasil ha sido masiva, como en el resto de Latinoamérica, y que la opción de Lula de negociar con ese país, conjuntamente con los miembros del Mercosur, demuestra esa estrategia. El reconocimiento de que Brasil se ha tornado un interlocutor ha sido evidente en la forma como las negociaciones del Alca se han desarrollado. Brasil quiere retomar una autonomía a través de la compensación de intereses, concluye.
En Londres, donde tuvo lugar la Cumbre Reformista 2003, otro ejemplo de esa lógica: Los presidentes de Argentina, Nestor Kirchner, de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, y de Chile, Ricardo Lagos acordaron presentar una postura única en la reunión de la Organización Mundial de Comercio, en México, en septiembre.
INTERESES BILATERALES
La segunda explicación de Saraiva es la que más estuvo en evidencia: el viaje intentó sembrar la estrategia de Brasil de valorizar los intereses bilaterales, recordando que por donde anduvo el presidente destacó la importancia de fortalecer acuerdos comerciales, que no fue en vano la participación de los empresarios en su comitiva, ni por acaso que fue aplaudido y elogiado por los grupos portugueses y españoles. En Lisboa recibió el título de presidente honorario de la Asociación Industrial Portuguesa, y en la Confederación Española de Organizaciones Empresariales dijo que podían estar seguros de que él iba a hacer con que la economía brasileña volviera a crecer, a hacer las políticas sociales que necesita el pueblo, que es ello lo que crea mercado, y con él, no hay empresarios a quienes no les interese invertir en Brasil, y de allí salió con un acuerdo propuesto por el presidente del gobierno español, José María Aznar, de crear un plan bianual de acciones bilaterales.
España es el mayor inversionista y el segundo mundial, atrás de Estados Unidos, con inversiones superiores a US$ 25 mil millones, Portugal viene a continuación con 15 mil millones, pero la participación brasileña en esos países está lejos de ser igualada, por lo que Lula afirmó que es hora que los empresarios brasileños dejen de tener miedo y se tornen multinacionales, que hay espacio para que Brasil invierta de forma recíproca en los países que invierten en él, para establecer relaciones de confianza.
La necesidad de ampliar las relaciones comerciales brasileñas en diferentes partes del mundo demuestra que el gobierno brasileño está buscando alternativas para superar la dependencia del capital de corto plazo para organizar las cuentas del país. Desde la campaña hacia la presidencia Lula y su equipo afirmaban que era necesario ampliar la participación económica de Brasil como medio de reducir la vulnerabilidad externa. La superación de la política económica practicada en los últimos años, por las demostraciones que el gobierno ha dado, depende fundamentalmente de una inserción más calificada y soberana de Brasil en las relaciones comerciales.
En Portugal, otro aspecto de las relaciones bilaterales estuvo en evidencia: la situación de los imigrantes. En mayo, asociaciones de brasileños presentaron a los ministerios de Justicia y de Relaciones Exteriores denuncias de mal tratamiento por parte del gobierno y la policía portugueses, y a fines de junio se envió una comitiva a Lisboa para examinar las condiciones de vida de esos ciudadanos y la conclusión fue la de que de los 68 mil brasileños que viven en Portugal, 10 mil están en situación irregular, lo que favorece el prejuicio y dificulta encontrar trabajo, por lo que Brasil llevó al primer ministro portugués, Durão Barroso, la propuesta de un acuerdo que facilite la emisión de visados de trabajo y permanencia a los brasileños, y durante la visita de Lula se firmó el acuerdo, estableciendo que los que tienen trabajo formal y pagan impuestos podrán regularizar su situación.
UNIVERSALIZACIÓN
La última observación de Saraiva tiene relación directa con la participación del presidente brasileño en la Cumbre Reformista 2003 en Londres, invitado por el primer ministro inglés, Tony Blair, Lula se reunió con jefes de Gobierno y Estado de 13 países y ante la ausencia de un proyecto internacional más plural, menos unipolar, él pasó a representar la posibilidad de construcción de un nuevo modelo, evaluación que se confirma en la recepción de su ponencia en la Londos School of Economics. Anthony Giddens, director de la institución y uno de los principales pensadores de la llamada Tercera Vía, admiró a Lula y afirmó que él puede cambiar al mundo.
El diario español El País, sugirió que el presidente brasileño sea precursor de la Cuarta Vía, a lo que Lula respondió que con lo que él realmente está preocupado es con el crecimiento de Brasil. Para Saraiva, las acciones del gobierno las insieren en un modelo que está a la izquierda de la Gobernación Reformista, ya que sus propuestas objetivan el encuentro de soluciones para los problemas sociales sin grandes rupturas con las instituciones que sustentan el sistema capitalista.
En artículo publicado por el diario inglés The Guardian, del 12 de julio, el presidente definió el Partido de los Trabajadores como de masa socialista y de izquierda, lo que mantiene una estructura democrática en su organización interna.
Independiente de rótulos, Lula viene mostrando la recuperación de una característica de la política externa abandonada por el gobierno anterior: la valorización del universalismo brasileño, la mirada simultánea hacia todas partes, una visión mucho más pluralista de gobernar, afirma Saraiva, añadiendo que precisamente en ese punto se justifica la valorización que Brasil ha dado a Latinoamérica y África.
En Portugal, en la sede de la Comisión de Países de Lengua Portuguesa, Lula Reforzó la importancia estratégica del viaje que hará en agosto a cinco países africanos, y en la Cumbre de Londres habló de la necesidad de concretizar las obras de infraestructura en Latinoamérica y pidió auxilio financiero a los países desarrollados, principalmente al Reino Unido.
El fortalecimiento del Mercosur es el gran proyecto de Brasil. Está en juego la disputa con Estados Unidos y con la Unión Europea y la autonomía en las discusiones de libre comercio entre los bloques, para lo que crear una red vial eficiente entre los países sudamericanos e invertir en estructura para mejorar la comunicación son pasos esenciales. Lula anunció en España una reunión el 8 de agosto con representantes del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social, y el Banco Interamericano de Desarrollo en la que representantes de los países vecinos de Brasil presentarán proyectos de ampliación de la infraestructura en la región.
POLÉMICA
En la tentativa de equilibrar intereses diplomáticos Lula provocó una gran polémica al criticar la ausencia de Estados Unidos en la Cumbre Reformista 2003. Su afirmación de que ellos piensan primero en ellos, segundo en ellos y tercero en ellos, refiriendose al modelo norteamericano de hacer política, provocó debates e incidentes políticos. El ministro de Relaciones Exteriores, Celso Amorim, atenuó las consecuencias de la afirmación explicando que el presidente fue mal interpretado, y que lo que él quiso decir fue que Estados Unidos saben defender sus intereses, medelo que Brasil también debe segur. (JV)