Pueblos de las florestas defienden al medio ambiente

23/06/2005 - 5h38

Thaís Brianezi
Reportera de la Agencia Brasil

Santarém (Pará) - Las poblaciones tradicionales - extractivistas, descendientes de ex esclavos, pescadores artesanales, campesinos, indígenas – son grandes aliadas en la lucha por el medio ambiente. Eso se comprobó tras el segundo día del Seminario Nacional de Evaluación del Programa Piloto para Protección de Florestas Tropicales de Brasil (PPG7) - creado en 1992, pero implementado a partir de 1995 - en el área de gestión ambiental. El encuentro se realiza en Santarém, estado de Pará.

"Cuando hay habitantes tradicionales en las unidades de conservación, la protección a la naturaleza es efectiva", dijo Leonel Teixeira, representante del Ministerio de Medio Ambiente (MMA) en la mesa temática Ordenamiento Territorial y Gestión Ambiental. "Es la población que vive allí, que mantiene la floresta", reforzó Lagaly Medeiros, representante de la secretaría departamental de Medio Ambiente de Acre.

Y es justamente de Acre que viene el ejemplo que lo recuerda Teixeira: el de la lucha del Consejo Nacional de los Caucheros (CNS) por la creación de las primeras reservas extractivistas. El gran tabú conservacionista que condicionaba la preservación del bosque a la ausencia de los seres humanos – y que motivó el surgimiento de las primeras unidades de conservación – empezaba a romperse. Con la ley que instituyó el Sistema Nacional de Unidades de Conservación (SNUC), en 2000, las unidades habían sido divididas en dos categorías: protección total (que no permite la permanencia de habitantes) y uso sostenible (que admite la existencia de habitantes en el área).

Paulo Autiere, representante de la Secretaría de Medio Ambiente de Pará, informó que cuando empezó el proceso de macrodivisión ecológica-económica del estado, en 1988, el 1,23% de los 1.247.689 kilómetros cuadrados de su territorio eran unidades de conservación de protección integral. "Esperábamos alcanzar los 10%, pero hoy tenemos sólo el 4,38%. Por otro lado, las unidades de uso sostenible crecieron más de lo esperado. Ellas eran el 10% y deberían llegar al 16%, pero hoy son el 27% de Pará", reveló. Lo que comprueba que el papel de los habitantes locales en la gestión ambiental es reconocido cada vez más.

"Nuestro gran desafío es adecuar las políticas públicas a la diversidad cultural y de paisajes de la Amazonia", señaló Teixeira. Hanz Krueger, representante de la agencia multilateral Cooperación Técnica Alemana (GTZ), indicó la falta de datos socio-económicos como un obstáculo para que se supere ese desafío. "Hoy sobran datos para análisis del espacio físico, hay buenos estudios apoyados en imágenes de satélite, en un buen aparato tecnológico. Pero el satélite no muestra la cabeza de las personas, la dinámica de los procesos sociales", dijo él, en tono de broma.

Al Programa Piloto lo coordina la Secretaría de Coordinación Amazónica (SCA) del MMA. Fruto de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Río 92), y es una iniciativa de cooperación multilateral para ensayos y desarrollo de estrategias innovadoras de protección y uso sostenible de los bosques tropicales brasileños. Desde su creación, ya invirtió US$ 400 millones en proyectos en la Amazonia y en el Bosque Atlántico. Los recursos son de Alemania, Unión Europea, Reino Unido, Estados Unidos, Holanda, Japón, Francia y Canadá. Son canalizados mediante un Fondo Fiduciario de Bosques Tropicales (RTF), administrado por el Banco Mundial.

Traducción: Alicia Rachaus