Brasília, 13/7/2004 (Agencia Brasil) - De un lado, jóvenes blancos, bien vestidos, con un buen nivel de escolaridad y trabajando con registro. Del otro, jóvenes negros, harapientos, analfabetos y trabajando en la informalidad para comprar comida. El cuadro señala esa desigualdad, tan común en Brasil, como una de las principales causas de la violencia entre los jóvenes, según estudio divulgado por el Instituto de Análisis Económico Aplicado (Ipea).

Uno de los hechos que evidencian la desigualdad social y exponen la población joven a la violencia es la condición de extrema pobreza que afecta al 12,2% de los 34 millones de jóvenes brasileños, miembros de familias con renta per cápita de hasta ¼ del salario mínimo, afirma la investigación.

En suma son 4,2 millones de jóvenes extremamente pobres. De estos, el 67% no concluyeron la enseñanza primaria y el 30,2% no trabajan y no estudian. El estudio también revela que los jóvenes afrodescendientes son los más excluidos, ya que el 73% de los jóvenes analfabetos son negros y el 71% de los extremamente pobres que no trabajan y no estudian son afrodescendientes.

La investigadora Ebid Rocha afirma que "la violencia afecta a los más pobres, y es común pensar que la pobreza es la principal causadora de esa violencia, lo que no es verdad. El ser pobre no significa que la persona sea violenta. Tenemos varios ejemplos de actos violentos practicados por jóvenes de clase media".

Según ella, es necesario que se "promueva la inclusión social de esos jóvenes por medio de la escuela y del empleo, que son los dos mecanismos lícitos de ascensión social".

Actualmente, la política del gobierno federal de transferencia de renta es el Bolsa-Familia, beneficio en dinero destinado a familias con renta de hasta US$ 32,8 (R$ 100) mensuales. Hoy cerca de 3,9 millones de familias son atendidas por el programa.

Reportera: Irene Lobo
Traductora: Alicia Rachaus