Brasilia, 6/7/04 - Agência Brasil - El presidente de la Sociedad Brasileña de Bioética (SBB), Volnei Garrafa, propone una consulta popular sobre la intrerrupción del embarazo en casos de defecto congénito que impide la formación del cerebro, recordando que las leyes no deben separarse de la moralidad de la sociedad.
El ministro del Supremo Tribunal Federal, Marco Aurelio Mello, falló a favor de la Confederación Nacional de los Trabajadores en Salud, sobre la autorización de aborto en esos casos, porque antes el procedimiento sólo era permitido con autorización judicial. La sentencia, válida para todo el país, será examinada en agosto por los demás ministros del tribunal.
La Conferencia Nacional de Obispos de Brasil quiere alterar la decisión. El abogado de la entidad, Luis Carlos Martins Alves, analiza la mejor manera de impedir que la medida se torne definitiva.
Para Garrafa, la decisión de llevar la gestación hasta el fin debe de ser de cada mujer, la decisión judicial no obliga la interrupción del embarazo, pero da libertad para que ella, de acuerdo con sus principios decida la cuestión. La legislación brasileña debe dejar de ser negativa y prohibitiva y pasar a ser afirmativa en esos temas, ya que el país es pluralista en términos de moralidad, añade.
Garrrafa afirma que entre el 65 y 70% de los fetos sin cerebro no llega a los nueve meses de gestación, y de los que nacen, el 90% muere antes de cumplir un día. Para el abogado Alves, no importa si el feto vive un minuto o cien años, porque es la naturaleza la que debe determinar la duración de la vida, y no el ser humano.
Para el presidente de la SBB, el debate sobre el aborto debe ir más allá de los casos citados, avanzando a todas las malformaciones incompatibles con la vida, para que las mujeres que lo deseen no sufran y las que crean que el feto es una persona, lleven la gestación hasta el fin.
En Brasil, el derecho a aborto está asegurado en dos situaciones, cuando el embarazo resulta de estupro, o cuando la gestante corre riesgo de muerte.
Reporteras: Irene Lobo y Juliana Andrade
Traductor: Jaime Valderrama
