Nueva York (EE.UU.), 24/6/2004 (Agencia Brasil) - Los brasileños que viven en otro país podrán enviar por Internet dinero para la familia residente en Brasil y todavía tener una caja de ahorros. Las operaciones tendrán un coste reducido - cerca del 3% del valor de cada transferencia - y la garantía de que el dinero llegará al destino. La novedad será anunciada hoy por el presidente Luiz Inacio Lula da Silva, que lanzará el Programa Especial de Envío para Brasil de Recursos Residentes en el Exterior, de la Caja Económica Federal (CEF).
Actualmente, la mayor parte de los envíos del exterior para Brasil es hecha por los sistemas no formales, debido a la permanencia de brasileños sin documentación en el exterior. Muchos, no utilizan el sistema bancario convencional, y terminan pagando tarifas elevadas por el envío - cerca del 8% del valor de cada transacción.
La mayor parte del dinero viene de los Estados Unidos (55%), seguido de Japón, con el 27%. Entre los once mayores remitentes de dinero para Brasil están los países del G-7 (Grupo de los más ricos) y naciones como Portugal y Angola que desde 2003 han aumentado la participación del grupo de los países que más remiten dinero vía brasileños.
El número de brasileños emigrantes se estima que sea superior a 2 millones. Y a cada día crece la cantidad de transacciones financieras: el año pasado fue de US$ 2.900 millones, según el Banco Central. El nuevo programa permitirá que el débito sea hecho directamente en la tarjeta de crédito de la persona que realice la transferencia. Inicialmente, sólo las tarjetas Visa se aceptarán, pero la Caja ampliará a corto plazo, sociedades con otras administradoras de tarjetas.
"La meta es formalizar el envío de recursos para Brasil y reducir costes. Queremos, también dar asistencia a los que viven en otro país y ayudar el gobierno brasileño a tener un control mayor de los recursos depositados en bancos brasileños, proporcionando de esa forma su aplicación en la generación de trabajo y renta", explicó Rodrígues.
Reporteros: Ana Paula Marra y Nelson Motta
Traductora: Alicia Rachaus
