Brasília, 10/08/2003 (Agencia Brasil - ABr) - Benedito Severino da Silva, de 57 años, habitante del poblado del municipio de Caridad (Ceará), recibió el primer beneficio urgente del programa Hambre Cero, y trajo para casa, con su mujer, Osmarina Ferreira da Silva, 48 años, varios alimentos que no estaban acostumbrados a tener.

"Diez kilos de azúcar, nueve de arroz, dos paquetes de galleta, tres kilos de harina, café...", habla Rosa. "Si hay algunas cositas más...", añade. La pareja tuvo 14 hijos. Cuatro se fueron antes de cumplir un año, víctimas de la desnutrición.

El invierno, como es conocida la estación de las posibles lluvias en el Nordeste, no fue muy bueno. "Pero mojó algo". La familia plantó fríjol y maíz. Esa familia recibe ayuda en su mesa del Ministerio Extraordinario de Seguridad Alimentaria y de Combate al Hambre.

Al final del día, llegan por la tele las desgracias de la capital. Muchos crímenes. "Aquí todavía podemos dormir con la puerta abierta", comenta María Zenaide, con 45 años de edad. Un rico olor a "cuscuz" (una especie de tortilla de maíz) con fríjol, invita a los habitantes. A los más viejos les gustan charlar en los porches de sus casas. Los jóvenes corren hacia la tele. (AKR)