Brasília, 13/1/2003 (Agência Brasil - ABr) - El presidente Luiz Inacio Lula da Silva se impuso el desafío de, en cuatro años, hacer con que cada brasileño tuviese el derecho a hacer tres comidas diarias, afirmando: "Si al final de mi mandato todos los brasileños pueden desayunar, almorzar y cenar, habré cumplido la misión de mi vida.
En el programa de gobierno del PT, la misión del ex retirante y limpiabotas que ya pasó por la dura experiencia de pasar hambre, obtuvo forma en el programa "Hambre Cero", que ya cuenta con el apoyo de organismos internacionales como el Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y Organización de las Naciones Unidas para Agricultura y Alimentación (FAO), y además de ofrecer recursos, esas organizaciones se unieron por primera vez en la historia brasileña para ayudar a trazar el diagnóstico y las líneas de conducción del plan,
Para acompañar el desarrollo de éste, que promete ser uno de los proyectos más importantes del gobierno Lula, el Servicio Internacional de Noticias ha creado una sección especial que se puede consultar a través de un enlace en su primera página.
El 8 de enero de 2003, durante visita oficial a Brasil, el presidente del BID, Enrique Iglesias, confirmó el destino de US$ 12 mil millones al gobierno Lula para financiar, entre otros proyectos, el Hambre Cero, y afirmó que le parece interesante la conciliación que el gobierno procura mantener entre la macroeconomía bien administrada y los grandes objetivos de cambios sociales que persigue.
El presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, en visita a Brasil tras la elección presidencial, en 2002, también prometió desembolsar entre US$ 6 y 10 mil millones para proyectos en Brasil, a lo largo de los tres primeros años del nuevo gobierno, incluyendo el combate a la pobreza.
Wolfensohn llegó a afirmar que aguardaba ansiosamente el inicio de esa acción conjunta, pero también advirtió sobre la importancia de que todos participen, explicando que el dinero que el Banco Mundial va a dar no es lo más importante, sino lo que los brasileños van a hacer, y enfatizó que debe haber sacrificios y compartimiento, llamando a la sociedad en general a participar en el debate que el presidente viene llamando de Pacto Social.
Internamente el programa también ha obtenido varias adhesiones, como la de la Organización de las Cooperativas de Brasil (OCB), que planea donar 24 mil toneladas de alimentos para el Hambre Cero.
Pero el ministro extraordinario de Seguridad Alimentaria y Combate al Hambre, José Graziano, explica que el objetivo del programa no es sólo recaudar y redistribuir alimentos, sino que pretende acabar con el modelo asistencialista, que según él, siempre desemboca en la exclusión social, que la idea es la de promover el fin de la pobreza, por medio de la inclusión económica, insiriendo a todos los ciudadanos en un mismo proceso de desarrollo, en un proyecto que contempla la participación de toda la sociedad.
El empresario Oded Grajew, presidente del Instituto Ethos, y uno de los mayores entusiastas del Hambre Cero, propone un amplio debate, con todos los sectores sociales sobre el programa de seguridad alimentaria, y opina que el Hambre Cero es uno de los mejores proyectos de los últimos años porque abre la posibilidad de realización del más importante pacto entre el gobierno y la sociedad, que es el pacto contra la pobreza.
Grajew añade que las tentativas hechas hasta ahora han fracasado porque no hubo participación directa de empresarios, trabajadores y sociedad civil, que en el modelo anterior el empresario era llamado sólo para financiar proyectos, mientras que la propuesta de Lula incluye la participación del empresariado, comprometiendo a toda la sociedad.
Defensor de acciones conjuntas entre empresas y el tercer sector, Grajew destaca la creación del Consejo de Desarrollo Económico y Social, propuesta del presidente Lula, que contempla la participación de todos los sectores sociales en la elaboración de las políticas de desarrollo, como foro adecuado para la efectivación del programa de combate a la pobreza.
El presupuesto para este año destina R$ 1.800 millones al Hambre Cero, además de los recursos internacionales. (JV)